Una Obra de Arte
Cada obra, atrapó a mis sentidos, exaltando mis anhelos cuando en su momento estuvieron frente a mi; algunas por su belleza innegable, otras, por sus sensuales formas exquisitas, y algunas más, por lo delicado y fino de sus trazos.
En cada sala que he caminado, el asombro me acompañó como mi guía, mostrándome cada estilo, cada forma, y cada técnica, que hacen única a cada creación, con una personalidad y carácter que llamaron a mi atención. No obstante, a pesar de encontrar tanta beldad con distintas particularidades, ninguna logró encender la luz de mi espíritu o consiguió alojarse en mi corazón.
Pero cuando llegué a una sala, en donde el acceso se restringe solo para quienes Dios tiene reservado, mi mirada se posó en una obra, como mariposa que encuentra a la flor adecuada. Entonces el asombro me rodeo con sus brazos, y cuando observé cada detalle, de esa obra surgió una delicada mano que acarició a mi corazón, despertando del jardín de mis sentimientos, a cientos de mariposas que revolotearon hasta alcanzar a mi alma.
Cuando el asombro me soltó de entre sus brazos y se alejó, pude ver el título de esa obra divina; descubriendo que es aquella, que tu puedes ver todos los días reflejada en el espejo.
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