Alejarme de ti: El Orgullo
Alejarme ti, ha sido el acto de mayor temeridad y osadía que he hecho en mi
vida, al tener que afrontar a la manifestación más violenta de mis
sentimientos. Quienes con ahínco, han recriminado una decisión, venida en
contubernio, entre la razón y mi corazón.
Alejarme de ti, fue como brisa silenciosa que roció a tu semblante,
despidiéndose de tu corazón con una caricia, como quien se va a echar a la mar,
sin la certeza, de si algún día retornará al puerto que lo verá partir.
Mi corazón, quien como ave canora desde mi pecho, entonaba las más bellas
melodías cada vez que te podía ver y sentir. Ahora, se encuentra absorto,
mientras las dudas le hacen compañía, creando un marasmo de hermosos escenarios,
a modo de historias con primorosos finales, de lo que pudo ser, sino me hubiera
alejado de ti.
Los recuerdos tuyos, aparecen como flechas impregnadas con el veneno del agravio,
desde lo profundo de mi mente, quien no se atreve a retirar el cuadro de tu sublime
rostro, que cuelga en por encima de la chimenea de su cariño, embelleciendo a su
habitación principal.
Mi espíritu, quien aún sufre por las heridas tan profundas, producidas por
las fuertes pisadas de la muerte, mientras ésta jugueteaba con la vida de seres
amados. Sostiene a una flor, como si fuese el último reducto de esperanza para
sanar.
Entonces mi alma, al presenciar ese marco tan emotivo, se compadece
aproximándose a mi espíritu, rodeándolo con sus brazos, en el abrazo más tierno
y compasivo, que hasta mi pecho se estremece.
Mis labios aun sienten la delicada caricia de los tuyos, mientras en la
comisura, aun guarda el sabor de tu néctar. Y como con un roce invisible, se va
evaporando con el calor producido, por la desazón de tan inesperada decisión.
Así, la decisión de alejarme de ti, dejó a mis emociones revoloteando como
aves asustadas por la proximidad de una tormenta. Entonces la razón, despertando
de su reposo, al escuchar el tremendo desconcierto, en donde hasta hace poco
reinaba la armonía. Me dijo:
Deja de lamentar tu decisión, si bien, fue muy
dolorosa e intempestiva; al tener que alejarse, de quien se le ha rendido culto
por medio de la poesía nacida desde lo más profundo de los sentimientos, y
guardando su imagen en la galería más exclusiva de la mente.
Más tú sabes que fue culpa del orgullo, uno que
ustedes permitieron se sentara a su mesa mientras convivían, compartió sus
largas charlas y su opinión fue bien recibida, asimismo, caminó junto a ustedes
mientras compartían el tiempo juntos. Así, poco a poco, se impregnó en sus
palabras, quitando el dulzor de la ternura que contenían, para finalmente alejar
al cariño y a su hermana la empatía.
Permitieron que se interpusiera entre ustedes, y siguiendo
los consejos del astuto orgullo, se dedicaron a construir un gran muro y le
llamaron distancia. Con el fin, según ustedes, de proteger a sus sentimientos, y
tan solo, consiguieron encerrase con el dolor, mientras la añoranza es ahora
quien como vigía, se asoma por encima del muro, y les dice lo que ve.
Ahora les quedan dos caminos, el romper con ayuda
de la humildad y el cariño, ese muro construido con el orgullo y dejar que sus
corazones se contemplen nuevamente, para darse el amor que tanto han contenido
y caminar juntos por la vida. O bien, alejarse del muro, tomando cada quién nuevos
caminos, dejando de pensar en lo que pudo ser.
Una vez que la razón terminó su reflexión, mis emociones y sentimientos, liberando
a mi corazón del agobio, se retiraron a sus aposentos, para reposar y reflexionar
en lo que la razón me relató, mientras les pido consejo, tanto a la humildad como
al amor, de cómo puedo derribar el muro.
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