El tiempo

¿Quién fue el asesino del corazón, que como águila resguardaba en su nido a mis anhelos y esperanzas? Tal vez fueron tus ojos, que en su brillo y sublime encanto se encuentra una daga que de muerte le hirió. O fue tu belleza que con su perfume suave y excelso, como el de una rosa le hechizó, arrebatándole la razón de su existir. Pero pudieron haber sido tus labios, que con sus mieles como elixir lo sumió en un sueño profundo, del cual aún no despierta. También pudo ser tu andar, grácil y seductor, que con su resplandor y riqueza, sus sentidos cegó. Acaso fueron tus palabras de candorosa y sutil dulzura, que como flecha invisible en él se clavó, dejándole moribundo y sin esperanza. Pero todas estas virtudes, que te adornan como zafiros sólo pudieron haberle herido. Por que cuando escribía, mi pluma se deslizaba suavemente por la superficie del papel, plasmando con tinta todo aquello que le dictaba mi corazón, mientras descansaba mi razón. Ent...